Este parque es uno de los lugares más visitados en la ciudad, pero había pasado un par de semanas lejos de mi cámara y deseaba salir a practicar. Así que temprano cargué las baterías, limpié los lentes y para allá fui a dar.
Mientras caminaba por el parque me pregunté qué pensarían las serpientes si estuvieran con vida. Probablemente las hubiesen dejado en libertad hace mucho tiempo y habrían multado a los arquitectos por maltrato animal. Como fuere, me hice muchas preguntas sobre el origen de este parque y por qué es así.
Revisando en las interesantes páginas en Internet, encontré un artículo publicado por la Universidad Autónoma de Yucatán en 2011, donde cuentan algunas cosas interesantes.
La colonia San Cosme
Así se llamó este lugar hace mucho tiempo. En 1904, don Joaquín García Ginerés lo utilizó para crear una colonia que definiría el futuro de la ciudad. Se trató de un proyecto que duró varias décadas y fue muchos años después que la colonia tomaría el nombre de su fundador.
Una de las cosas que llamó mi atención es que el área donde ahora está la concha acústica antes era un lago artificial. Don Joaquín lo construyó y puso bancas para que los vecinos llegaran a convivir. Con el tiempo hicieron fiestas y hasta ganado llegó a estar amarrado del tronco de los cipreses.
Otra cosa interesante es que donde ahora están los juegos para los niños, antes era un campo de beisbol. Fue en 1942 cuando el entonces gobernador, don Ernesto Novelo Torres, decidió convertir esta área en un parque. La construcción inició en 1943 y concluyó en 1945.
Un oasis en Mérida
En el artículo que encontré se cuentan anécdotas de otros tiempos, cuando la colonia se convirtió un oasis en la ciudad. Era una época difícil, pero vivió aquí una gente que salió adelante y que siguió construyendo hasta convertir la colonia en una zona con plusvalía.
Recuerdo que cuando era pequeño soñaba con tener la fortuna de vivir en una de esas casas cerca del parque. En ocasiones he caminado por ahí en las tardes y, a pesar del tráfico en la avenida, se siente un lugar tranquilo. Quizá algún día si la suerte me favorece, tendré un lugar ahí cerca donde me siente por las tardes a observar la puesta de sol.
Sin duda esta gente se sintió honrada con sus raíces Mayas. Tanto, que gran cantidad de los edificios en este lugar están inspirados en esta arquitectura.
A mi siempre me ha gustado este tipo de cosas y el parque tiene un lugar especial en mis recuerdos. Aquí solíamos venir los domingos por las tardes a pasar el tiempo, disfrutar de la brisa fresca, observar el agua bajar por la fuente y devorar un elote con crema y queso.
Es verdad, también comíamos marquesitas.
Este lugar tiene algo especial. Pasar una tarde en esta zona resulta refrescante. Me imagino que don Joaquín, donde quiera que se encuentre, debe de sentirse muy orgulloso de lo que logró.
Espero te haya gustado este breve recorrido por la historia de uno de mis lugares favoritos en Mérida. Las fotos las tomé esta misma tarde. Si quieres leer el artículo completo, lo encontré en:
Breve historia de la colonia García Ginerés y del parque de las Américas, por Luis A. Ramírez Aznar
¿Tienes algún recuerdo especial en este parque que quieras compartirme? Regálame un comentario en la parte inferior de esta página.
Nos leemos en el próximo 🙂