Hubo una vez un niñito que se creia un sapito. Saltaba y saltaba y siempre croaba, pero por mas que intentaba, nunca a una mosca atrapaba.
-Hablo, salto y pienso como sapo, pero ni a una mosca atrapo. Ya se del problema, mi lengua no es tan buena.
Paso entonces sus dias practicando y practicando. Estirando y estirando. Llego el dia que su lengua su nariz alcanzo y a una mosquita que por ahi se encontraba atrapo. Del sabor y sensacion vomito y nunca mas lo repitio.
Ahora como gato camina, maulla, salta y rasguña; y ya esta buscando un raton, para dar inicio al reventon.
Mira nada mas que sapito tan parrandero.
Convertido en todo, pero acaso en su mente de alguna vez ha pasado la idea de ser un humano?
Pronto vuelvo…
Sapo, rata, creo que ese niño no leyó ‘la metamorfosis’ de Kafka…