Una nube oscura bajaba lenta e ininterrumpidamente y se instalaba en la plaza principal. Auguraba una lluvia fuerte y abundante, como no se había visto en todo el año. El calor sofocante comenzaba a ceder, pues una brisa fresca recorría ahora las calles. La luz disminuía gradualmente, manchando todo de un apático color gris. Alguna gente miraba hacia el cielo y se regocijaba por las buenas nuevas, otros simplemente maldijeron su suerte.
Los autos apresuraban la marcha, atropellándose unos a otros y entorpeciendo el tránsito. Los policías salían de sus agujeros y hacían otro tanto. La gente intentaba atravesar las calles, se gritaban unos a otros y se hacían obscenidades. Al ruido del claxon se sumaba el barullo que armaban las aves, que brincaban de árbol en árbol. De pronto todos estaban locos y parecía que se movían sin sentido alguno.
Entre ellos estaba María.
Hubo un tiempo en el que se le conoció como una mujer taimada, pero ahora era un fantasma que recorría la ciudad, que andaba descalza y que comía lo que encontraba. Vestía una vieja sábana de seda que apestaba a orina. Sus cabellos estaban tiesos por la mugre y de su piel colgaban pedazos de tierra y excremento.
La brisa fresca le alcanzó la cara y ella miró hacia el cielo, elevando una plegaria que decía a su Señor:
-Ten piedad… Por favor, ten piedad…
Y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Se sentó en el suelo, cerca del palacio municipal, en donde a nadie pudiera molestar.
- ¿No ves que ya no puedo más? Apiádate de mí, Señor, ten piedad…
Un trueno descendió y se instaló entre los árboles, extendiendo sus largos brazos y sacudiendo los vidrios en los escaparates. La gente apresuró aún más el paso, cayeron las primeras gotas de lluvia y todo se volvió caos.
Tal como lo anunciado, el agua era abundante y se colaba entre los edificios, entrando por puertas y ventanas. Alcanzó también los pies de María y le enjuagó poco a poco la mugre, dejando al descubierto enormes llagas que sangraron levemente al contacto con el agua. Conforme arreció, le empapó el cuerpo y le lavó la cara. Sentía dolor en todas partes, pero el que le parecía insoportable era el que cargaba en el corazón. Hacía años que la culpa se había clavado en él y la consumía lenta y dolorosamente.
El trueno rugió una vez más y un relámpago iluminó el cielo oscurecido por las nubes. Las aves chillaron de terror, mas no salieron de su escondrijo. Los autos se detuvieron y la gente se detuvo a mirar el cielo.
La lluvia había cesado.
María tenía los ojos cerrados y el rostro cubierto de lágrimas. De pronto sentía que el harapo que tenía por corazón se le incendiaba. Frente a ella, una niña de unos ocho años de edad se liberaba del brazo de su madre y se acercaba lenta y decididamente, le susurró:
-No llores más, pobre señora.
Y le dio un beso en la frente.
Un rayo de sol se coló entre las nubes e iluminó el rostro de María, quien no pudo abrir los ojos más y se dejó caer en el sueño eterno que tanto anhelaba.
Un cuento triste, pero nos muestra que el amor puro es más fácil de encontrar en la niñez que en la adultez.
ke hermoso talento tienes. te amo sigue escribiendo y persigue tus sueños ke son hermosos y son solo tuyos!!! te amo.
tu hermana joy
Concuerdo con Say… la inocencia que encierra un niño no es posible encontrarla en otra parte, un corazón y un amor tan puro solo pueden brotar de allí… Un cuento triste pero que encierra la agonía de un alma en pena y la puerta a la libertad de ella.
Me gusto mucho el detalle descriptivo que tienes Edy, me imagine cada escena como un cuadro, pero me quede con ganas de saber mas jejejje, porque Maria sentia culpa?, que hizo que le llevara hasta ese estado tan miserable en su vida?… y porque murio?, le cayo un rayo?… disculpa, jejej siempre me gusta llegar al fondo, pero la verdad me gusto mucho, y senti mucha pena por Maria, porque estoy segura que como ella hay muchas personas llenas de luz, que por alguna situacion temporal, por algun suceso desafortunado, cargan con una gran pena que no les permite ver mas alla, y si tan solo alguien hiciera un espacio para escucharlas, haria una gran diferencia, pero no, mucha veces es mas facil seguir de largo, y evitar incluso el mismo lado de la acera… no se si eso es lo que querias trasmitir, al menos eso me dejo a mi 😉
Muchas gracias Masol. Lo que me encanta de escribir estas historias es que son como pinturas: es posible comprenderlas desde muchos ángulos.
Que historia tan hermosa! me encanto!, imagine cada cosa q describias..eres muy bueno eh! Felicidades….
Muchas gracias Mary 🙂
2011/11/28 Disqus
Muchas gracias Mary 🙂
me gusto muchisimo , toda tu narrativa, es genial, y para ser un cuento corto como le llamas me parecio que te dea mucho, digo yo cargo a mi maria interna todo el tiempo….
saludos
Muchas gracias Ana 😀