Tenia el rostro de lo mas extraño, sucio e irreconocible. Se miraba al espejo y no se encontraba. Pero, ¿que habia hecho?. Siempre supo que estaba mal, pero la conciencia es una consejera pocas veces escuchada y, como siempre, ignorada. Ahora ya habia terminado, ya todo era diferente. Nunca recuperaria lo que acababa de empeñar, por que dicen que el, nunca devuelve lo que ha tocado.
Pero algo tambien era diferente, si, ya no era un niño. Salio a la calle y todos lo trataron como hombre, pero en su interior aun seguia sintiendose como niño, como un niño asustado.
Pasaron los años y crecio como hombre, pero, en su interior, el miedo no dejo de crecer. Ya era un anciano poderoso y de gran respeto, pero el miedo a la muerte lo consumia.
Llego el dia en que se le ocurrio volver a llamarlo, por lo que abrio las puertas de azufre para concertar una cita y, mas rapido de lo que esperaba, se encontro frente a las mismas barbas del temido.
– !No sabia lo que hacia!, toma, tomalo todo que ya nada me importa- dijo el anciano y comenzo a llorar.
– Tengo mucho de lo que me ofreces y de lo que me interesa de ti temgo muy poco. Vuelve a tu mundo, que ya falta poco- y al decir esto, se esfumo en una nube de humo.
El anciano sentia que lo consumia la desesperacion y lloro hasta que se quedo seco. Cuando la ultima lagrima recorrio su mejilla, se levanto y regreso a su casa.
Al otro dia, por la mañana, decidio que donaria todo a los pobres. Nunca tuvo hijos, pensando en ellos como buitres que saltarian tras su dinero apenas muerto. Recorrio las calles de arriba a abajo y encontro un hogar envuelto en llamas, y a esta familia dono su mansion. Muy cerca de ahi, descubrio una familia buscando alimento en donde los niños parecian pequeños espectros, y de dinero y alimentos los envolvio. Salio al mundo y lo dio todo y, poco despues, la vida se quito.
El pobre hombre vive ahora los mas crueles tormentos. Nunca imaginarias su gran sufrimiento. Llora y suplica por que el de los cielos, se apiade de su alma y lo saque del infierno.
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Yo tambiens soy un ninio asustado.
Lastimosamente no creo en el infierno y no se como resulte mi ausencia de tormento, o si acaso ya lo estoy viviendo.
Pronto vuelvo…
No es justo que el viejito sufra esos tormentos, al final se arrepintió e hizo buenas acciones, ¿no vale?
todo depende say…
lo que quiero decir con este cuento es que todas las cosas en esta vida tienen un precio que debemos pagar, tarde o temprano.