Córtenme estas cuerdas, que ya no puedo andar. Hace mucho tiempo que me han dejado en este lugar y ya no se como hacerme callar.
Hubo un tiempo en el que los niños del pueblo Margarita, pasaban los días jugando y riendo. Los parques estaban verdes y llenos de felicidad. La gente salía todos los días a caminar. Se respiraba un aroma de tranquilidad.
Los días que hacia mas calor, todos corrían al rió a nadar. La gente era diferente en esa época. A la gente le gustaba disfrutar. Todos pensaban que la mejor forma de pasar el tiempo era con una gran sonrisa y un vaso grande y fresco de limonada. Todo era amor. Todo era felicidad.
En verdad se los digo, ya no se como andar. Estas cuerdas tan viejas ya no me han de ayudar. Por favor, se los pido, ayúdenme a caminar.
En las tardes lluviosas, los niños se quedaban en casa y jugaban con sus juguetes. Dicho de otra forma: los juguetes jugaban con los niños. Nadie lo dudaba entonces.
Se supo de un niño que adoraba a un viejo payaso. Estaba sucio y raspado. Tenía la ropa hecha jirones, pero contaba los mejores cuentos. Contaba los mejores chistes. Sabia los mejores juegos.
El día de mañana, cuando quieras despertar, recuerda que conmigo algún día quisiste jugar. Escucha, te lo pido una vez mas, ayúdame a caminar.
La gente crece y se olvida de sus recuerdos. Dejan de recordar. Todo mundo cree que esto es normal. Todo mundo dice que no es de preocupar. La gente crece y de los juguetes se han de olvidar.
¿A nadie siquiera se le ocurrió pensar, que los juguetes los pudiesen extrañar? ¿Es que nadie imaginó que los muñecos pudiesen llorar? ¿Alguna vez pensaste que alguien por ti iba a suplicar?
No puedo morir, pero puedo dejar de existir. Estoy condenado a dejar de existir. Lo supe desde el primer momento. Muy pronto será mi fin.
La gente ha cambiado mucho ahora. Los pueblos han crecido tan rápido como el ego del hombre. Cambiaron la limonada por cerveza. La sonrisa por la mueca. La felicidad por el dinero. Todo se trata de dinero.
Y los muñecos, esos siguen en el desván.
Es tu PSP pidiendo a gritos que juegues con el…
Si que has mejorado, este cuento va ser de mis favoritos. Te quedo hermoso.
es horrible cambiar los sueños por la rutina, no estoy seguro de que sea parte de madurar, pero lo que estamos a veces dejando guardados es la niño que tenemos dentro :S