¿Alguna vez les ha pasado que se encuentran en un lugar que les resulta mágico?
Algunos días atrás tuve la necesidad de subirme al techo de la oficina a revisar el porqué de que no hubiese agua en los tinacos. Esta es una casa enorme estilo árabe que se encuentra en el centro de Mérida y, a pesar de que he trabajado en ese lugar por más de seis años, no me había dado por explorar lo que cubre mi cabeza todos los días.
Colocamos una escalera, asegurándonos de que no me rompería la espalda, brazo o pierna; y comencé el ascenso. Lo que para mis compañeros era no otra cosa más que tubos y concreto, para mí era un nuevo mundo que deseaba explorar.
Cuando estuve de pie, justo arriba de donde se encuentra mi lugar en la oficina, me dije: “Me cuesta mucho trabajo pensar que estuve acá abajo todo este tiempo y no había estado acá arriba”. Entonces miré hacia el poniente y el camino me pareció más que evidente.
La llamé: El Camino (The Road).
En ocasiones me cuesta pensar como situaciones tan simples y algunas veces ridículas, pueden llevar a experiencias tan agradables. Creo que uno debe mantener su mente abierta al mundo y aprender a apreciar las maravillas que se cruzan todos los días por nuestro camino.