Recuerdo cuando conocí la serie de TV “Monk”. Todos mis conocidos hablaban de ella, de lo genial que era Adrian Monk y lo gracioso de sus situaciones. Escuché que se trataba de un detective con TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) y tantas fobias, que me causó curiosidad saber cómo resolvía sus casos.
Cuando vi el primer episodio conocí a una persona rota, pero dispuesta (en cierta medida) a recuperarse. No estaba solo, por su puesto, tenía a su fiel asistente Sharona, y juntos resolvieron una buena cantidad de casos.
Una de las cosas que llamó mi atención, fue el hecho de que Adrian había sido de esta forma desde pequeño, pero no fue hasta la muerte de su esposa que sus fobias tomaron posesión de su vida.
No puedo decir que mi vida es igual a la de Monk, pero en algo me identifico.
Después del divorcio, mi vida estaba en la ruina. Fueron tiempos difíciles y oscuros, pero un día el Sol llamó a mi ventana. Entonces comencé a notar ciertos patrones en mi conducta, cosas que estoy seguro de que no tenía antes. Conforme pasa el tiempo, estos se van haciendo más fuertes y me pregunto si podré algún día deshacerme de unos cuantos.
Por ejemplo, no había notado lo seguido que me lavo las manos. Esto creo que viene por parte de mi abuelo materno, pues recuerdo que siempre se estaba frotando las manos y visitaba el baño con frecuencia.
Otra cosa que tengo (y creo que mucha gente hace hoy en día) es no saludar de mano ni tocar a las personas, salvo gente muy cercana y con quien tengo tratos especiales, o la convención social así lo requiera.
En la lista figura también evitar tocar puertas y sus manijas, o cerrajes; o cosas que mucha gente haya tocado (o imagino que lo ha hecho) antes de mí. Es curioso, pero puedo tomar los soportes laterales de las escaleras eléctricas y no me genera problemas.
Unos días atrás platiqué de esto con mis amigos y descubrí que ellos también tienen costumbres raras, algunas coinciden con las mías. Entonces me pregunto, ¿estoy rodeado de gente rara o la gente está cambiando en algo cuasi-social?
Pensemos un momento en lo segundo.
Hoy en día decimos que vivimos en sociedad, sin embargo, lo primero que viene a nuestras mentes son las redes sociales. Es mucho más complejo que esto, pero tomemos este último punto. Podemos decir entonces que una buena parte del mundo vive en una sociedad virtual, donde el contacto humano es innecesario.
Algún tiempo atrás un amigo me regaló un libro con historias de la saga “Robots” de Asimov, donde hablan de una sociedad basada en (claro) robots y culmina con la existencia de grandes terrenos poblados por una persona y un séquito de androides a su servicio. En estos terrenos solo había una casa, y la distancia entre una y otra era lo suficientemente grande como para no tener que encontrarse por accidente. De requerir un contacto externo, lo hacían a través de una cámara holográfica.
Suena loco, claro, pero cambien los hologramas por teléfonos, tablets o laptops.
Tal vez sea muy pronto para decir si nuestra sociedad se dirige hacia ese punto, pero creo que ya dimos el primer paso.
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