Unos años atrás fui contratado para desarrollar un sistema de nómina para un canal de televisión local. Lo primero que me explicaron entonces fue que lo que necesitaban era algo muy sencillo y que creían que no me tomaría mucho tiempo.
Me tomó dos años completar el proyecto.
En parte fue por la mala organización que tenía esta empresa y el cuello de botella en la toma de decisiones. También admito que mi falta de experiencia en estos temas no ayudaron mucho. A los dos años abandoné el proyecto y logré que me me pagaran todo lo que me debían.
Este sistema era una artesanía. Lo desarrollé en C++ Builder 6 que estaba en uso entonces y le integré algunas ideas que había visto en algún lado. Lo más interesante es que contaba con un compilador interno que yo mismo había desarrollado. Me tomó seis meses desarrollar esta característica y era mi más preciado tesoro. Me sentí como Bjarne Stroustrup cuando desarrollaba C++.
Nueve años después, es decir ahora, conocí a un amigo de un amigo para el que desarrollaremos un proyecto. Dicho proyecto está muy interesante y complicado, por lo que nos llevó un buen rato platicar los detalles en el café. Luego platicamos de otras cosas y entre ellas me comentó que hace varios años su empresa distribuía un sistema de nómina bastante peculiar. No necesitó decir más, en ese momento supe que mi pasado me salía al encuentro.
“Ramsal” le dije sin darle oportunidad a terminar.
“¿Cómo supiste?” me preguntó.
Entonces platicamos sobre viejos tiempos y viejos clientes. Fue un rato bastante agradable y para mi fue como cerrar un círculo más, pues hace muchos años tuve la curiosidad de encontrar el rostro detrás de la competencia, y ahora es mi cliente.
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