De unos meses para atrás, desde que paso un poco más de tiempo en casa, he escuchado a un carrito que vende pan anunciar sus productos con una grabación.
Ya sea porque mi oído no es tan bueno como antes, o porque la grabación no tiene muy buena calidad, el hecho es que no entendía parte de lo que dice.
Muchas tardes dediqué a decodificarlo en mi mente, sin poder llegar a una frase concreta, hasta que cierto día, muchos meses después, escuché que a ese tipo de pan le llaman “pan de pita”. Entonces la frase tuvo sentido, decía según yo:
Ummm que rico, pan de pita
Así mi mente encontró la tranquilidad que necesitaba para pasar las tardes en casa.
Transcurrieron varias semanas para que mi mente dejara de seguir en automático la grabación. Supongo que ya no era un misterio. Cuando eso ocurrió, conocí a la panadería que envía el producto, se llama “pan de vida”. Entonces la frase se revolcó en mi cabeza y todo tuvo mejor sentido.
Así pasa con la vida, las respuestas llegan cuando menos lo imaginas. Lo importante es que sí llegan.