Algunos días al salir de la oficina paso por una casona abandonada. Las paredes ahora están maltratadas y se caen por pedazos, la madera en las puertas y ventanas está gris y por dentro está llena de tierra y basura.
En los seis años que conozco el lugar, vi en una ocasión que una pareja comenzó a utilizarlo como vivienda. Era difícil no solo darse cuenta de la pobreza en la que vivían y la condición de vida que llevaban, pero resultó aún más difícil observar un día que el verdadero dueño los echaba a la calle, tapando la entrada con trozos de la misma madera podrida. Hace mucho tiempo que no se de ellos.
El lugar continuó su deterioro y luce como muestra la foto.
Es triste ver no solo el final de una casa que debió ser hermosa un tiempo y ahora es un basurero, sino ver que una vez fue la salvación de una familia y estos fueron echados a la calle sin remedio. Entiendo bastante bien la razón del dueño y admito que en la misma situación tal vez me hubiese visto forzado a realizar lo mismo. Esto no quita que la situación siga siendo deprimente.
Se que es ingenuo de mi parte, pero sueño con algún día no tener que presenciar este tipo de cosas. Digo presenciar, porque se bien que situaciones como esta nunca van a terminar.